Comida mexicana que tienes que probar en tu viaje a México: ¿Sabías que la comida típica de México está considerada patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO? Sus ingredientes cultivados por comunidades desde hace siglos, técnicas ancestrales y combinaciones exóticas de sabores hacen de los platos típicos mexicanos un pilar esencial de la identidad cultural del país.
Chilaquiles
Todo buen mexicano sabe que los chilaquiles mejoran y alegran tu día al comerlos, ya sea en su clásica presentación de totopos bañados en salsa, o acompañado de una buena carne asada o un huevo estrellado encima, son un deleite para cualquiera que los conozca. En texturas los gustos difieren para mucha gente: hay quienes les gustan aguados, otros los prefieren crocantes, en la Ciudad de México se come hasta en torta; de guarnición para un corte fino, en bodas, después o durante la fiesta.
Pero, ¿conoces el origen de este platillo tradicional?; hay distintas versiones de su existencia, aunque la más fidedigna es la del sacerdote e historiador Ángel María Garibay, quien menciona que la palabra proviene del náhuatl chi-l(-li) “chile” y aqui-lli derivado del verbo aquia “metido en”, lo que sería castellanizado algo así como “metidos en chile”, en referencia a los totopos.
Un platillo mestizo
Con la llegada de los españoles fue fray Alonso de Molina quién se percató de la preparación de los chilmulli, mezclas de tomate, chile y especias; con esta definición también se hacía referencia a la preparación del mole; ofrenda que los antiguos mexicanos hacían a sus dioses. Siendo Molina quien le puso a esta mezcla la palabra “salsa”, ya que se usaba para aderezar alimentos en su país natal España, aquí en México su ingrediente principal es el chile.
Al momento del mestizaje, la preparación fue evolucionando pues se cree que los antiguos pobladores utilizaban la tortilla dura del día anterior, tostadas ligeramente en el comal, para después remojarlas en salsa para ablandar su textura; la mezcla de ingredientes y técnicas de fritura lograron obtener lo que conocemos ahora: un totopo dorado y crujiente, además de los ingredientes que lo complementarían, siendo el queso, la crema, cebolla y la proteína traídos del Viejo mundo los que no solo darían sabor sino que afinarían este platillo durante la mezcla de culturas.
Huevos rancheros
Los huevos rancheros proviene de los trabajadores del campo mexicanos que se encontraban en Estados Unidos, ellos se preparaban este plato cada mañana para comenzar con mucha energía su día, así que su origen es tanto mexicano como de los Estados Unidos.
¿Sabes en qué consiste esta receta? Los huevos rancheros son huevos fritos sobre tortillas de maíz con una salsa hecha de tomate, vegetales picados, frijoles y chile, en algunas ocasiones suele llevar guacamole y una especie de ensalada llamada pico de gallo, esto depende del lugar en el que se prepare esta receta.
Es necesario mencionar que con el pasar de los años, los huevos rancheros se han convertido en la identidad de millones de habitantes de ambos países, y cada uno lo realiza de una forma diferente. En algunos casos no tienen salsa, en otros no tienen chile y así van, dependiendo del gusto de cada región mexicana y estadounidense.
Entonces, en pocas palabras los huevos rancheros identifican mucho más a la comida mexicana debido a qué están hechos de los alimentos básicos de su gastronomía, es decir; tortillas, salsa, maíz, picante, cebolla, tomates y evidentemente el huevo que es el elemento principal de esta receta.
Pozole, la sopa típica mexicana
Alrededor de México existen diferentes tipos de pozole: rojo, blanco, verde, hecho con carne de puerco, pollo o vegetariano, entre otros tantos, pero el más común es el rojo con carne de puerco.
De acuerdo con los cronistas, el pozole ha sobrevivido a cientos de años y a los cambios socioculturales, pues su antecesor era el tlacatlaolli, un platillo que estaba elaborado con granos de maíz y otros ingredientes, aunque algunos de ellos han cambiado, según lo narra su historia.
La historia explica que el pozole se trataba de una ofrenda gastronómica que estaba dirigida para el dios de la primavera, a quien se le pedía un tiempo de buenas cosechas. Cronistas señalan que el maíz era preparado con carne humana, por lo que era un alimento sagrado y de gran significado.
Uno de los cronistas, el Fray Bernardino de Sahagún, narró en la Historia General de las Cosas de la Nueva España , que el pozole no era parte de la dieta diaria, sino que se cocinaba en las ceremonias en honor al dios Xipe Tótec, mejor conocido como “Nuestro Señor Desollado”.
Los guerreros se daban a la tarea de capturar a un enemigo, quien era llevado al Templo Mayor para su sacrificio. En el lugar, altos mandos se encargaban de sacarle el corazón, que se ofrecía al dios ya mencionado.
No obstante, partes del cuerpo se tomaban para preparar el pozole; el muslo se utilizaba para cocinar el maíz que comería el emperador Moctezuma, mientras que los brazos eran destinados para el guerrero que había capturado a la víctima, así como para su familia.
El maíz era cocido en agua con las partes del cuerpo humano y su consumo estaba relacionado con el poder y fuerza.
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