La Fiscalía General de la República (FGR) confirmó que los restos hallados en barranca de Cocula pertenecen al joven normalista de Ayotzinapa Jhosivani Guerrero, lo cual da hoy un vuelco a la investigación.
La Fiscalía General de la República (FGR) confirmó que los restos hallados en barranca de Cocula pertenecen al joven normalista de Ayotzinapa Jhosivani Guerrero, lo cual da hoy un vuelco a la investigación.

Ayotzinapa: ¿Quiénes son los 3 normalistas que han sido identificados?

Ayotzinapa: ¿Quiénes son los 3 normalistas que han sido identificados?, Desde el 2014, la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa ha representado uno de los epítomes más altos de la violencia en México. Con los años, las autoridades mexicanas solo habían identificado a dos estudiantes entre los restos encontrados, pero el pasado 15 de junio el laboratorio de Innsbruck en Austria dio con una vértebra de Jhosivani Guerrero, otro de los jóvenes desaparecidos.

Su nombre se une ahora al de Alexander Mora Venancio y Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, quiénes habrían perdido la vida luego de los sucesos del 26 y 27 de septiembre en Iguala, Guerrero.

Jhosivani Guerrero tenía 20 años cuando desapareció con sus compañeros. De acuerdo con Milenio, era originario de Omeapa, en el municipio de Tixtla y las personas cercanas a él le apodaban el “Coreano”.

Su familia se dedica al campo, pero lo seguía buscando desde que se dio a conocer su desaparición en 2014. Ellos lo describieron al Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan como un muchacho que buscaba sobresalir, tener una profesión y ayudar a la comunidad.

Los restos del joven fueron encontrados en el basurero de Cocula, donde miembros del grupo Guerreros Unidos lo habrían asesinado junto con los demás estudiantes. Omar Gómez Trejo, titular de la Unidad de Investigación y Litigación para el Caso Ayotzinapa, denunció al revelar la identidad del joven que las autoridades de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) buscaron cerrar el caso al hacer la identificación con una análisis de ADN mitocondrial que daba menos certeza del resultado.

Sin embargo, la universidad austriaca logró dar una respuesta contundente para identificar los restos del estudiante.

Antes de que Jhosivani fuera identificado, los restos de Christian Alfonso rodríguez Telumbre, el primero de los estudiantes cuyos restos tuvieron nombre tras la desaparición.

En junio del 2020, las autoridades dieron a conocer el hallazgo y señalaron que continuarían investigando “los actos y omisiones que impidieron que la familia de Christian conociera su paradero durante más de cinco años”.

Originario del barrio de Santiago, en Tuxtla, Guerrero, el joven apodado el “Clark” por el parecido que tenía al alterego de Superman, creció soñando con forjarse un futuro, mientras desarrollaba una de sus grandes pasiones: la danza folklórica. De hecho, Christian formaba parte del grupo de baile Xochiquetzal, con quienes ensayaba en la Casa de Cultura Tixtla.

Como su familia no estaba en posibilidad de solventar gastos de una carrera profesional, como la veterinaria o la docencia en educación especial, el joven entró a la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, donde estudió hasta sus últimos días de vida.

Fue en una videoconferencia que el fiscal Gómez Trejo informó que “el 19 de junio de 2020, la Universidad de Innsbruck comunicó que, después de realizar los análisis a las piezas óseas enviadas, una de ellas corresponde al estudiante Christian Alfonso Rodríguez Telumbre”.

El tercero de los estudiantes que ha sido identificado es Alexander Mora Venancio, un joven de 21 años al que le gustaba jugar futbol, y que, de acuerdo con lo que su padre dijo a Milenio, dejó su licenciatura en Desarrollo Regional en la Universidad Autónoma de Guerrero para seguir su sueño de ser maestro en la normal de Ayotzinapa.

Los restos de los estudiantes fueron entregados a sus familiares tras la identificación. Sin embargo, aun quedan 40 estudiantes de los que no se conoce su paradero.

Ayotzinapa: ¿quiénes son los 3 normalistas identificados hasta ahora?

Las autoridades de México confirmaron el martes la identificación de restos de uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, estado al sur del país.

Los restos pertenecen a Jhosivani Guerrero de la Cruz. Fue identificado mediante un análisis de ADN nuclear que realizó este año la Universidad de Innsbruck, en Austria, y que tiene 99,9% de coincidencia, señaló el martes Omar Gómez Trejo, titular de la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el Caso Ayotzinapa, de la Fiscalía General de la República (FGR) de México.

Gómez Trejo recordó que, en 2015, la entonces Procuraduría General de la República (PGR) había confirmado la identificación de Jhosivani, pero lo hizo mediante un análisis de ADN mitocondrial, «el cual reflejaba menor certeza y con un resultado únicamente del 17% de coincidencia».

«Fue muy bajo. Se hicieron las reiteraciones y recomendaciones necesarias. Aun así, las autoridades de la PGR de aquel entonces decidieron salir a dar a conocer un resultado que resultaba dudoso», criticó el titular de la Unidad.

Asimismo, el funcionario indicó que, también en los análisis de este año, la Universidad de Innsbruck reiteró la identificación de restos de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre.

En julio de 2020, la FGR informó sobre la identificación de Christian Alfonso luego de los análisis de piezas óseas que llevó a cabo la Universidad de Innsbruck. Esa identificación fue ratificada en los análisis que esa misma institución hizo este año.

El primero de los normalistas identificado fue Alexander Mora Venancio, según confirmaron a CNN los abogados de los familiares de las víctimas en diciembre de 2014.

Alexander Mora

De acuerdo con el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, Alexander, de 21 años en 2014, tenía el firme deseo de ser maestro, y es así como lo recuerda su familia.

Alexander acudió a la Escuela Normal Rural Isidro Burgos cuando tenía 19 años. Entonces, aprobó sus exámenes y se le asignó un cuarto que tenía que compartir con sus compañeros, dice una publicación en la página web del Centro, que dio difusión a la campaña Marchando con letras.

Además de ser maestro, una de sus más mayores ilusiones era convertirse en futbolista profesional. Se le describe como el «crack» del Juventus Pericón, equipo amateur en el que jugaba con familiares en Guerrero.

«Según dicen familiares y amigos, Alexander desea ser maestro por una vocación de ayuda, pero su más grande ilusión, desde siempre, ha sido el futbol. Anhela jugar con los Pumas de la UNAM», agrega la publicación.

Christian Alfonso

Tenía apenas 19 años cuando desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa.

«Es el único hijo varón de Clemente Rodríguez y Luz María Telumbre y tiene tres hermanas que añoran su regreso. Creció en el barrio de Santiago, en Tixtla, Guerrero», menciona una publicación en el sitio del Centro, también de la campaña Marchando con letras.

Quería ser maestro para forjarse un futuro y poder ayudar a su familia, pero lo que más le entusiasmaba era la danza folclórica, que practicaba desde que era niño.

«Él bailaba en el grupo de danza folclórica Xochiquetzal y sus compañeros de baile lo recuerdan cuando llegaba a los ensayos comiendo un elote y con su mochila beige de asa larga cruzada al pecho. Ahí cargaba sus botines de baile. Le decían Clark, apodo ganado por sus anteojos negros de pasta gruesa, similares a los del periodista que se convertía en Superman, Clark Kent», agrega la publicación.

Jhosivani Guerrero

Fue víctima de desaparición junto a sus otros 42 compañeros normalistas cuando tenía 20 años.

Quería ser veterinario y decidió estudiar con los recursos que tenía su familia. Se negó a seguir el sueño americano por el que sí optaron su padre y sus hermanos.

«Un sueño por el que murió uno de ellos y por el que su papá no estuvo con él durante nueve años de su vida», cuenta una publicación del Centro, que de igual forma enmarca la campaña Marchando con letras.

Jhosivani descubrió que era un líder cuando se unió a la Casa del Activista. Antes solía comprar tenis caros, pero prefirió dejar eso con el fin de ayudar a los demás, a su comunidad.

«Eligió ser la posibilidad para su gente y hacer viajes para acarrear agua justo en los meses más calurosos, de ganar dinero para mantener sus estudios (…). Hablar de Jhosivani es hablar de un hombre que flaquea cuando algo no sale como lo espera, pero que no se deja caer; que descubrió que puede usar su voz y hacer la diferencia en su sociedad», añade la publicación.

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