El compositor italiano Ennio Morricone ha fallecido a los 91 años. Morricone, padre de más de 500 melodías, de La misión, Los intocables de Eliot Ness, El bueno, el feo y el malo o Novecento, está considerado como uno de los mejores compositores de la historia del cine.
El compositor italiano Ennio Morricone ha fallecido a los 91 años. Morricone, padre de más de 500 melodías, de La misión, Los intocables de Eliot Ness, El bueno, el feo y el malo o Novecento, está considerado como uno de los mejores compositores de la historia del cine.

Murió Ennio Morricone célebre compositor italiano a los 91 años

Murió Ennio Morricone célebre compositor italiano a los 91 años, Morricone estaba hospitalizado en una clínica de la capital italiana tras haber sufrido una caída en la que se fracturó el fémur, según las mismas fuentes. Ennio Morricone falleció “el 6 de julio reconfortado por la fe”, dijo en un comunicado, el abogado y amigo de la familia Giorgio Assuma, citado por la prensa.

Se mantuvo “totalmente lúcido y con una gran dignidad hasta el último momento”, agregó el comunicado.

El venerado músico compuso la banda sonora de decenas de películas, entre ellas “El bueno, el feo y el malo”, “Cinema Paradiso” “La misión”.

En 2016 recibió su primer Óscar, por la película “The Hateful Eight” (“Los odiosos ocho” “Los ocho más odiados”), de Quentin Tarantino. En 2007 ya había recibido un Óscar honorífico por su abundante y elogiada carrera musical.

Hace tan solo unos días Morricone fue galardonado, junto al también compositor John Williams, con el premio Princesa de Asturias de las Artes en España.

“Adiós, maestro, y gracias por las emociones que nos has regalado”, reaccionó en la red social Twitter Roberto Speranza, ministro italiano de Salud.

Murió Ennio Morricone célebre compositor italiano a los 91 años

El legendario compositor italiano, Ennio Morricone, uno de los músicos más admirados y premiados del mundo del cine, falleció en Roma a los 91 años, informó la prensa italiana este lunes, citando a allegados de la familia.

Morricone estaba hospitalizado en una clínica de la capital italiana tras haber sufrido una caída en la que se fracturó el fémur, según las mismas fuentes.

Ennio Morricone falleció “el 6 de julio reconfortado por la fe”, dijo en un comunicado, el abogado y amigo de la familia Giorgio Assuma, citado por la prensa.

Se mantuvo “totalmente lúcido y con una gran dignidad hasta el último momento”, agregó el comunicado.

El venerado músico compuso la banda sonora de decenas de películas, entre ellas “El bueno, el feo y el malo”, “Cinema Paradiso” y “La misión”.

En 2016 recibió su primer Óscar, por la película “The Hateful Eight” (“Los odiosos ocho” o “Los ocho más odiados”), de Quentin Tarantino. En 2007 ya había recibido un Óscar honorífico por su abundante y elogiada carrera musical.

Hace tan solo unos días Morricone fue galardonado, junto al también compositor John Williams, con el premio Princesa de Asturias de las Artes en España.

“Adiós, maestro, y gracias por las emociones que nos has regalado”, reaccionó en la red social Twitter Roberto Speranza, ministro italiano de Salud.

UNA INFLUENCIA QUE TRASCENDÍA LO CINEMATOGRÁFICO

Ennio Morricone recibió un Oscar honorífico en 2006 y ganó el Oscar a la mejor banda sonora en 2016 por Los odiosos ocho. Una línea algo más que evidente une a Leone con el director de Pulp Fiction. Entre sus trabajos cerca de la leyenda, destacan Por un puñado de dólaresLa muerte tenía un precioEl bueno, el feo y el malo o Hasta que llegó su hora. Todos de Leone, todos de los sesenta, todos, a su modo, españoles de Almería.

No obstante, y pese a su fama, es uno de los compositores más versátiles de la historia del cine y también de los más influyentes del siglo XX. Sus composiciones para Días del cielo, de Terrence MalickLa misión, de Roland JofféÁtame, de Almodóvar (del que no entendía ni entendió nunca su silencio) o la citada Cinema Paradiso así lo demuestran.

Eso además de ser en su momento referencia para Pier Paolo Pasolini (Teorema y El decamerón), Gillo Pontecorvo (La batalla de Argel y Queimada!) o Bernardo Bertolucci (Novecento y La tragedia de un hombre ridículo). Morricone sabe que cualquier película en la que participaba era también de él; del director que sea y de su mal genio. Las películas palpitan por y con su música.

Desde el cine oculto al sello de autor, él lo ha podido y lo puede todo. Y más allá. "Si se escribe como dicta la costumbre, uno se olvida de investigar y de perseguir la originalidad. Te dejas atrapar exclusivamente por el oficio, por la tradición, por la mecánica de la rutina, por esa habilidad aprendida y ya aplicada de manera pasiva", explica en su libro En busca de aquel sonido (Malpaso). Y le creemos.

Y todo ello sin olvidar su influencia mayúscula en el pop. No es casualidad que Muse Metallica abran sus conciertos con Man with a Harmonica y The Ecstasy of Gold, que Pat Metheny y Charlie Haden hayan grabado una versión del Love Theme de, otra vez, Cinema Paradiso o que Danger Mouse, productor clave del pop-rock actual, haya colaborado con Danielle Luppi para editar un álbum como Rome, un homenaje al maestro con colaboraciones de Jack White y Norah JonesThom Yorke (cantante de Radiohead) lo considera su "gran obsesión" y Giorgio Moroder afirmó que fue Morricone quien le inspiró a dedicarse a la música.

Cuentan las crónicas que a los seis años, este aprendiz de trompetista convertido en icono de modernidad compuso su primera obra. Y hasta hoy mismo 520 partituras después. Inagotable. Hay quien mantiene que la mejor banda sonora de este arte secular, y hasta ligeramente milenario sin quererlo, que es el cine tiene su mejor banda sonora en Érase una vez en América, la película con la que Sergio Leone y Morricone redefinieron el sentido del propio tiempo. Y no hay manera de llevar la contraria a los que esto piensan. Pensar en ella es recordar su música, es silbar Amapola mientras se espía el impulso y majestad del primer deseo; del primer y único amor.

Dice Morricone (o decía Morricone), en un ejercicio de modestia sorprendentemente alegre, que su trabajo no tiene más función que la de ser funcional. "Sinceramente, creo que a veces perdemos de vista lo esencial. Me preguntan por el valor de la música en una película y sólo puedo decir que mi trabajo es válido siempre que ayude a la propia película. Le diré una cosa: una película mala lo será independientemente de la banda sonora. Pero una música inspirada nunca podrá hacer buena a una película", comenta sin interrumpir ni por un segundo su inmejorable y ya eterno estado de ánimo. DEP.

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