El pueblo donde nacen los alebrijes
El pueblo donde nacen los alebrijes

San Antonio Arrazola

¿Te imaginas visitar un lugar donde la madera se transforma en animales fantásticos, llenos de color y magia? Ese lugar existe y se llama San Antonio Arrazola, un pueblo ubicado a solo 16 kilómetros de la ciudad de Oaxaca, en el sur de México. San Antonio Arrazola es famoso por ser la cuna de los alebrijes, unas figuras de madera tallada y pintada que representan seres mitológicos o híbridos de diferentes animales. Los alebrijes son una expresión artística única en el mundo, que refleja la creatividad y el talento de los artesanos oaxaqueños. En este artículo, te contamos todo lo que necesitas saber sobre San Antonio Arrazola y sus maravillosos alebrijes, para que te animes a visitarlo y a descubrir su encanto.

¿Qué son los alebrijes y cómo surgieron?

Los alebrijes son unas esculturas de madera que combinan elementos de distintos animales, reales o imaginarios, para crear seres fantásticos. Los alebrijes pueden tener forma de dragón, león, águila, serpiente, conejo, perro, gato, pez, insecto o cualquier otra criatura que se te ocurra. Lo que los caracteriza es su gran variedad de colores y diseños, que los hacen únicos e irrepetibles.

El origen de los alebrijes se remonta a la década de 1930, cuando un artesano de la Ciudad de México llamado Pedro Linares López tuvo una fiebre muy alta que lo hizo delirar. En sus sueños, vio un bosque habitado por animales extraños que le gritaban “alebrijes”. Al despertar, recordó las imágenes y decidió plasmarlas en figuras de cartón y papel maché. Así nacieron los primeros alebrijes, que pronto se hicieron famosos y llegaron a manos de coleccionistas y artistas como Diego Rivera y Frida Kahlo.

Sin embargo, los alebrijes de madera surgieron en San Antonio Arrazola, gracias a la iniciativa de otro artesano: Manuel Jiménez Ramírez. Don Manuel era un campesino que se dedicaba a tallar figuras de animales con madera de copal, un árbol típico de la región. Un día, recibió la visita de un fotógrafo estadounidense que quedó impresionado por su trabajo y le compró varias piezas. El fotógrafo le mostró las fotos de los alebrijes de Pedro Linares y le sugirió que hiciera algo parecido con la madera. Don Manuel aceptó el reto y empezó a crear sus propios alebrijes, inspirándose en la naturaleza y en su imaginación. Así nació una nueva forma de arte que pronto se extendió por todo el pueblo y por otras comunidades cercanas.

¿Qué hacer en San Antonio Arrazola?

San Antonio Arrazola es un pueblo pequeño pero lleno de vida y color. Al llegar, lo primero que llama la atención son las fachadas de las casas, decoradas con murales alusivos a los alebrijes y a la cultura zapoteca. El pueblo tiene una plaza principal donde se encuentra la iglesia dedicada a San Antonio de Padua, el santo patrono del lugar. También hay una escuela primaria, una biblioteca pública, una cancha deportiva y algunos comercios.

Pero lo más interesante de San Antonio Arrazola son sus talleres de alebrijes, donde se puede apreciar el proceso de elaboración de estas obras maestras. Hay más de 50 talleres familiares distribuidos por todo el pueblo, donde los artesanos abren las puertas a los visitantes para mostrarles su trabajo y ofrecerles sus productos. Algunos talleres destacados son el Taller Alebrijes Ramos, el Taller de Jacobo y María Ángeles y el Taller de Manuel Jiménez, donde se puede ver el legado del fundador de los alebrijes de madera.

En los talleres, se puede observar cómo los artesanos tallan la madera con cuchillos y machetes, dándole forma al cuerpo y a los detalles del animal. Luego, lijan la superficie para alisarla y la cubren con una capa de goma laca, una resina natural que protege la madera. Después, pintan las figuras con pinceles y pinturas acrílicas, creando diseños geométricos, florales o abstractos, según su estilo y preferencia. Finalmente, barnizan las piezas para darles brillo y resistencia.

Los visitantes pueden interactuar con los artesanos, hacerles preguntas, tomar fotos y comprar los alebrijes que más les gusten. Los precios varían según el tamaño, la complejidad y la calidad de las piezas, pero en general son muy accesibles. Además, al comprar un alebrije se está apoyando a la economía local y al desarrollo de esta expresión artística.

Qué hacer en San Antonio Arrazola

¿Cómo llegar a San Antonio Arrazola?

San Antonio Arrazola se encuentra a solo 16 kilómetros de la ciudad de Oaxaca, por lo que es muy fácil llegar desde allí. Hay varias opciones de transporte para hacer el recorrido:

  • En coche: se puede tomar la carretera federal 190 hacia el sur y luego desviarse por la carretera estatal 175 hacia el oeste. El trayecto dura unos 25 minutos y hay señalización para llegar al pueblo.
  • En autobús: se puede tomar un autobús de la línea Sur en el centro de Oaxaca o en la Central de Abastos. El costo del boleto es de 15 pesos y el viaje dura unos 40 minutos. Hay que bajarse en la entrada del pueblo y caminar unos 10 minutos hasta el centro.
  • En taxi: se puede tomar un taxi colectivo o privado en el centro de Oaxaca o en la Central de Abastos. El costo del viaje es de unos 100 pesos por persona y el tiempo es de unos 30 minutos. El taxi deja a los pasajeros en el centro del pueblo.
  • En tour: se puede contratar un tour guiado que incluye la visita a San Antonio Arrazola y otros lugares cercanos, como Monte Albán, Cuilapam de Guerrero y San Bartolo Coyotepec. El precio del tour varía según la agencia y los servicios que ofrece, pero suele rondar los 300 pesos por persona. El tour incluye transporte, entrada a los sitios arqueológicos y culturales, guía y tiempo libre para recorrer el pueblo.

¿Qué más se puede hacer cerca de San Antonio Arrazola?

San Antonio Arrazola es un excelente punto de partida para conocer otras atracciones turísticas que se encuentran en los alrededores. Algunas opciones son:

Monte Albán: es una zona arqueológica que fue la capital de los zapotecas, una de las civilizaciones más importantes de Mesoamérica. Se puede admirar su gran plaza ceremonial, sus pirámides, sus tumbas, sus palacios y sus juegos de pelota. También se puede visitar el museo del sitio, donde se exhiben piezas de cerámica, joyería y escultura. Monte Albán está a solo 10 kilómetros de San Antonio Arrazola y se puede llegar en coche, autobús o taxi.

Cuilapam de Guerrero: es un pueblo que conserva su arquitectura colonial y su tradición religiosa. Su principal atractivo es el ex convento de Santiago Apóstol, una imponente construcción del siglo XVI que nunca se terminó. En su interior se puede ver la capilla abierta, el claustro, las celdas y el lugar donde fue fusilado el general Vicente Guerrero, uno de los héroes de la independencia de México. Cuilapam está a 12 kilómetros de San Antonio Arrazola y se puede llegar en coche, autobús o taxi.

San Bartolo Coyotepec: es otro pueblo famoso por su artesanía, en este caso por la cerámica negra. Se trata de una técnica ancestral que consiste en modelar el barro con las manos y pulirlo con una piedra hasta darle un brillo metálico. Los artesanos elaboran vasijas, jarrones, floreros, cántaros y otras piezas de gran belleza y valor. En el pueblo se puede visitar el Museo Estatal de Arte Popular de Oaxaca, donde se exhibe una colección de cerámica negra y otras manifestaciones culturales del estado. San Bartolo Coyotepec está a 14 kilómetros de San Antonio Arrazola y se puede llegar en coche, autobús o taxi.

Zaachila: es una población que combina historia y tradición. Aquí se encuentra una zona arqueológica que fue la última capital de los zapotecas, antes de la llegada de los españoles. Se pueden ver dos pirámides, una de ellas con un friso que representa a los gobernantes zapotecas. También se pueden visitar las tumbas que se encuentran debajo de la iglesia del pueblo, donde se hallaron ofrendas y joyas prehispánicas. Zaachila es famosa por su mercado semanal, que se realiza los jueves y donde se puede comprar comida, ropa, artesanía y otros productos típicos. Zaachila está a 18 kilómetros de San Antonio Arrazola y se puede llegar en coche, autobús o taxi.

Cómo llegar a San Antonio Arrazola

¿Por qué visitar San Antonio Arrazola?

San Antonio Arrazola es un destino ideal para los amantes del arte, la cultura y la naturaleza. Al visitar este pueblo, se puede conocer una de las expresiones artísticas más originales y sorprendentes de México: los alebrijes. Los alebrijes son más que simples figuras de madera; son el reflejo de la identidad, la creatividad y la pasión de los artesanos que los crean. Los alebrijes son un regalo para los sentidos, que cautivan por sus formas, sus colores y sus significados.

Además, San Antonio Arrazola ofrece la oportunidad de convivir con sus habitantes, que son personas amables, hospitalarias y orgullosas de su pueblo. Los visitantes pueden aprender sobre su historia, su cultura y sus tradiciones, que se mantienen vivas a través de sus fiestas, sus ritos y su gastronomía. Los visitantes pueden degustar platillos típicos como el mole negro, el tasajo, las tlayudas, el chocolate y el mezcal.

Por último, San Antonio Arrazola es un punto de partida para explorar otras atracciones turísticas cercanas, que complementan la experiencia de viaje. Se puede visitar Monte Albán, una de las ciudades más importantes del antiguo México; Cuilapam de Guerrero, un pueblo con un impresionante ex convento; San Bartolo Coyotepec, un pueblo con una exquisita cerámica negra; y Zaachila, un pueblo con una zona arqueológica y un mercado tradicional.

San Antonio Arrazola es un pueblo que tiene mucho que ofrecer a los viajeros que buscan algo diferente, auténtico y memorable. Es un lugar donde la madera cobra vida y se convierte en arte. Es un lugar donde los sueños se hacen realidad.